Trastorno depresivo en la infancia y adolescencia.
El trastorno depresivo mayor (TDM) se caracteriza por la presencia de diferentes síntomas relacionados con la tristeza, pueden existir alteraciones cognitivas y síntomas somáticos.
Síntomas del TDM en niños y
adolescentes
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Ánimo bajo
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Irritabilidad
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Incapacidad para disfrutar las cosas que les gustan
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Problemas para estar concentrados
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Fallas de atención
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Sentimientos de minusvalía
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Aislamiento
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Disminución del rendimiento escolar
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Pérdida o aumento de apetito
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Labilidad emocional
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Llanto fácil
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Alteraciones en el sueño
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Intentos suicidas
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Síntomas psicóticos
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Para poder ser considerado un trastorno depresivo la duración de estos síntomas deben estar presentes al menos dos semanas y afectan la vida cotidiana del niño o adolescente.
La depresión se clasifica dependiendo del número de síntomas así como la severidad y persistencia de estos.
Trastorno depresivo mayor
(TDM)
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TDM Leve
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Pocos o ningún síntoma
que provocan sólo una ligera incapacidad en las actividades sociales
habituales.
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TDM Moderado
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Síntomas de incapacidad funcional entre
“leves” y “graves”.
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TDM Grave sin síntomas psicóticos
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Varios síntomas que
interfieren notablemente las actividades habituales.
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TDM Grave con síntomas psicóticos
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Ideas delirantes o alucinaciones.
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No hay una sola causa del TDM, se considera que es de origen multicausal.
Etiología
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Biológicos
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Desequilibrios químicos en el cerebro, pueden ser
hereditarios.
Existe evidencia de que una madre deprimida es un
factor de riesgo para la aparición y el mantenimiento de síntomas depresivos
en los hijos.
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Ambientales
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Estresores como son la agresión de los padres, disciplina punitiva y
discordia entre los padres.
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Se tiene registrada una prevalencia del trastorno depresivo mayor del 1% en niños preescolares, en niños escolares alcanza una frecuencia cercana al 2%. En los adolescentes la prevalencia es mayor con un 4% aproximadamente, con frecuencia mayor en el sexo femenino. En algunos estudios se reporta un 18% de prevalencia en los pre-adolescentes. El TDM presenta una comorbilidad con otros trastornos como los trastornos de conducta, trastorno de déficit de atención e hiperactividad y con el uso de sustancias.
Existen diferentes escalas de evaluación de la depresión para cuantificar los síntomas del padecimiento. Algunas de estas escalas son:
- Escala de Birleson para trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes: del inglés Depression Self Rating Scale (DSRS) la cual cuantifica la severidad de la sintomatología depresiva en niños y adolescentes.
- El inventario de depresión de niños (CDI).
- Inventario de depresión de Beck (BDI).
- Escala de Hamilton para la depresión.
- Escala autoaplicada para la depresión.
Parte del manejo de la depresión en niños y adolescentes implica evaluar el funcionamiento familiar y la red de apoyo del menor y en caso de que así lo requiera recomendar oportunamente la intervención familiar. Las intervenciones psicoeducativas son de gran importancia, debe fomentarse un ambiente de comprensión y apoyo hacia el paciente, estimular a que exista un apego adecuado al tratamiento, no sólo farmacológico, también hablamos de la asistencia a psicoterapia y la eliminación de estigmas.
Referencias:
Acosta-Hernández, T. Mancilla-Percino, J., Correa-Basurto, M., Saavedra-Vélez, FR., Ramos-Morales, Jesús S., Cruz-Sánchez, S.. (2011). Depresión en la infancia y adolescencia: enfermedad de nuestro tiempo. Arch Neurocien, 16, 20-23. México.
Cárdenas EM, Feria M, Vázquez J, Palacios L, De la Peña F. (2010). Guía Clínica para los Trastornos Afectivos (Depresión y Distimia) en Niños y Adolescentes. Ed. S. Berenzon, J Del Bosque, J Alfaro, ME Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. (Serie: Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales).
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